Final Point

Between the renewal of revolutionary thought and the artistic avant-garde of the 1960s

  • Diana Gómez University of National San Martín (UNSAM) CIAP (EAyP / UNSAM-CONICET)
  • Catalina Bargalló Castagnino CIAP (CONICET-EAyP/UNSAM)

Abstract

In this article we analyze the inscription of the magazine Punto Final (1965-1973) in the chilean graphic renovation during the epoch of the sixties. According to this, we identify the magazine´s graphic characteristics considering its use of visual and textual representations. Our hypothesis is that the Punto Final coverstook a chance to build, along the Unidad Popular graphic, a national and regional new left graphic culture.

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Author Biography

Catalina Bargalló Castagnino, CIAP (CONICET-EAyP/UNSAM)

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Actualmente es Becaria del Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio, CIAP UNSAM-CONICET - Argentina.

References

Es Historiadora por la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Análisis del Discurso por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente, es becaria doctoral del CONICET con lugar de trabajo en el Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio (CIAP - UNSAM/CONICET) - Argentina. E-mail: dgomez@unsam.edu.ar
Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Actualmente es Becaria del Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio, CIAP UNSAM-CONICET - Argentina. E- mail: catalinabargallo@gmail.com
Si bien el autor hace mención del surgimiento de una “contracultura global” durante la década de 1960, también remarca que esta definición está en debate. Retomando a otros autores, expresa que este movimiento, más que contracultura, podría definirse como un lenguaje de disenso internacional impulsado por la generación de los baby-boomers, jóvenes socializados en las universidades (Marchesi, 2019).
Para promocionar la revista Cabieses y Díaz Barrientos vendían los ejemplares a viva voz en Café Haití y los financiaban con sus propios sueldos del diario Última Hora. En su testimonio Cabieses comenta: “Augusto Carmona, que era jefe de prensa del Canal 9 de TV de la Universidad de Chile, nos mandó a filmar cuando vendíamos la revista y eso nos sirvió mucho de publicidad” (Cabieses Donoso, 2015).
Dos de sus integrantes del staff de redacción, Jaime Barrios Meza y Hernán Uribe, estuvieron relacionados con Cuba. El primero como asesor económico de Ernesto “Che” Guevara y, el segundo como corresponsal de Prensa Latina. En este sentido, destacamos que Jaime Barrios Meza, había sido asesor económico de Ernesto “Che” Guevara. También, al exiliarse, Cabieses vivió tres años en Cuba, donde lideró el Comité de Solidaridad de Chile cubano (Cabieses Donoso, 2015).
El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue una organización político-social marxista-leninista y guevarista chilena, fundada en agosto de 1965 bajo el liderazgo de Miguel Enriquez. El MIR actuó como un movimiento guerrillero y vanguardista de los sectores obreros y campesinos durante los años sesenta y setenta. Estuvo influenciado por el impacto de la revolución cubana en América Latina y por el surgimiento de movimientos guerrilleros en la región.
Por sus páginas pasarán intelectuales socialistas, comunistas, miristas, cristianos e independientes chilenos que se complementarán con intelectuales de izquierda extranjeros como Régis Debray, Jean Paul Sartre, Roberto Fernández Retamar, Stokely Carmichael y Angel Rama, entre otros.
Punto Final publicó textos de Ernesto Guevara, Fidel Castro, Carlos Mariaguella y entrevistas a miembros de las organizaciones guerrilleras del continente
Esto es así ya que hemos encontrado que en una sección de humor de Punto Final titulada “La Piedra en el Ojo” –la cual aparece en varios de los números en los cuales el nombre de Penike está ausente– se utiliza una fotografía de caracoles para ilustrar esta columna. La sección estaba firmada bajo el seudónimo de “Polifemo”. Penike fue un dibujante que utilizaba con frecuencia imágenes de caracoles para expresar repudio, asco o desprecio hacia alguna temática en particular (González, s/f). Por tanto, se considera que es posible que Penike haya participado durante esos dos años que su nombre no figuró oficialmente, haciéndolo bajo el seudónimo de Polifemo. Si esto es así, podemos considerar que Enrique Cornejo diagramó y dirigió el arte de Punto Final de principio a fin.
Algunos ejemplos de estos titulares son “BASE YANQUI EN PASCUA” del n°11; “MILITARES MARCHA A PASO DE GORILA” del n°15; “¿Marcha Frei al fascismo?” del n°21; “La OLIGARQUÍA financiera CHILENA” del n°23.
Eguzki Urteaga (2016) indica que en las sociedades antiguas el rojo estuvo vinculado, principalmente, al fuego y a la vida. En el cristianismo, se lo asoció a la sangre del cristo crucificado, y por metonimia, al vino en la mesa en representación de esta. A partir del siglo XVIII, durante la Revolución Francesa, la simbología del rojo cobra un nuevo significado y se cristaliza en un “rojo-político”. Ese rojo va a crecer en las luchas sociales del siglo XIX europeo. A partir de allí se va a establecer una correspondencia entre el rojo y los adjetivos tales como “socialista”, “comunista” o “revolucionario”. Por primera vez en la historia un color se va a arraigar fuertemente a una corriente ideológica. Esto mismo se encarnará en dos objetos emblemáticos: el gorro frigio –símbolo de las clases populares– y la bandera roja que se convertirá en símbolo de la revolución. Este rojo alcanzará una escala europea a mediados del siglo XIX, y se convertirá en plenamente internacional a principios del XX, cuando el comunismo extienda su influencia y lo convierta en signo común. Tras la Revolución Rusa, en 1917, la URSS eligió la bandera roja como símbolo. Esta bandera roja será adoptada progresivamente por los sindicatos, regímenes y partidos que reivindiquen al comunismo en todo el globo.
Particularmente, los colores rojo y negro están presentes en la bandera del Movimiento 26 de julio –movimiento cubano liderado por Fidel Castro el cual liberó a Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista–. Así también, observamos esta combinación cromática en los casos del ELN boliviano (Ejército de Liberación Nacional), el FSLN nicaragüense (Frente Sandinista de Liberación Nacional), el ELN colombiano (Ejército de Liberación Nacional), el MIR chileno, el ERP argentino (Ejército Revolucionario del Pueblo) y el MLN-T uruguayo (Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros).
En la nota editorial del n°51 de Punto Final se expresa que la “poruña” hace referencia a “una pequeña pala metálica que se utiliza en los almacenes para manipular productos como azúcar, arroz, harina”. Por extensión, en Chile “poruña” significa hacer dinero de forma “no muy clara”. En este caso, se hace alusión a la gestión deshonesta del gobierno de la Democracia Cristiana y la presidencia de Frei Montalva.
El número 59 de Punto Final es El Diario del Che en Bolivia. Tal como menciona Cabieses (2015), el diario había llegado a Chile traído por Víctor Zannier Valenzuela, un abogado boliviano de Cochabamba. Lo traía en una película fotográfica, oculto en dos o tres discos de música folclórica. Al llegar a Chile Zannier fue a la oficina de Punto Final, donde lo recibió Cabieses. El periodista se llevó a su casa las películas, y le pidió a Luis Fernández Oña - funcionario del Departamento América del Partido Comunista de Cuba en Chile- que vaya a su casa para comprobar que fueran auténticas. Al verlas, Fernández Oña reconoció la letra del Che y constató su autenticidad. A partir de allí le avisó a su jefe en Cuba, Comandante Manuel Piñeiro, que lo iban a llevar a La Habana. Fue Mario Díaz quien llevó el diario a Cuba, pasando por México, en una muñeca que parecía un regalo para una niña. Fue Flora, la mujer de Cabieses, quien escondió el diario de esa forma.
Published
2024-02-01
How to Cite
GÓMEZ, D.; BARGALLÓ CASTAGNINO, C. Final Point. albuquerque: journal of history, v. 15, n. 30, p. 15-40, 1 Feb. 2024.